¿Tienes una vivienda disponible y no sabes si destinarla al alquiler turístico o al alquiler de temporada? Elegir la modalidad adecuada no solo influye en la rentabilidad de tu inmueble, sino también en el tipo de gestión y normativa que deberás asumir.
En esta guía te explicamos, de forma clara y directa, las principales diferencias entre estos dos tipos de arrendamiento. Así podrás decidir cuál se adapta mejor a tus objetivos como propietario.
¿Cuáles son las principales diferencias entre el alquiler de temporada y el alquiler turístico?
Finalidad y duración del uso del alquiler
La primera diferencia clave entre el alquiler de temporada y el alquiler turístico está en la finalidad del uso y la duración de la estancia.
El alquiler de temporada está pensado para inquilinos que necesitan una vivienda de forma temporal pero prolongada, generalmente más de 30 días, sin intención de residir de forma permanente. Suelen alquilar por motivos de trabajo, estudios o situaciones personales, siempre por un periodo previamente acordado.
En cambio, el alquiler turístico se dirige a quienes buscan una estancia corta y vacacional. Habitualmente dura desde unos pocos días hasta varias semanas, y está enfocado en el ocio. Los huéspedes son turistas que buscan alojamiento mientras visitan una ciudad, por lo que la rotación de ocupantes es mucho mayor.
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Perfil del arrendatario y sus necesidades
El perfil del inquilino también varía según el tipo de alquiler, lo cual afecta a la gestión que tendrás que llevar a cabo como propietario.
En el alquiler de temporada, es habitual que los inquilinos sean profesionales desplazados, estudiantes o personas con estancias temporales por motivos personales o médicos. Buscan viviendas tranquilas, cómodas y funcionales, donde puedan establecerse durante varios meses.
Por su parte, los usuarios del alquiler turístico son, en su mayoría, turistas nacionales o internacionales. Sus necesidades incluyen cercanía a zonas de ocio, servicios incluidos (limpieza, ropa de cama, etc.) y una atención más dinámica. Valoran la comodidad, pero también la flexibilidad y una experiencia más parecida a la hotelera.
Aspectos legales y regulatorios diferenciadores
Requisitos administrativos y licencias
Una diferencia clave entre ambas modalidades es la regulación legal a la que están sujetas.
El alquiler turístico exige cumplir con una normativa más estricta. Si decides ofrecer tu propiedad como alojamiento vacacional, deberás obtener una licencia turística específica, registrarte ante las autoridades competentes y adaptar la vivienda a ciertos requisitos técnicos y de seguridad: extintores, hojas de reclamaciones, señalización, entre otros.
Además, muchas ciudades imponen limitaciones al número de viviendas turísticas, especialmente en zonas con alta densidad de visitantes.
Por el contrario, el alquiler de temporada no necesita licencia turística, ya que se considera un arrendamiento de uso distinto al vacacional. Solo debes asegurarte de que el contrato refleje claramente el carácter temporal del alquiler y la causa que lo justifica (trabajo, estudios, etc.). La normativa aplicable es la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), con menos exigencias burocráticas y mayor flexibilidad.
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Normativas fiscales aplicables
En términos fiscales, cada tipo de alquiler también tiene implicaciones diferentes que es importante conocer.
- El alquiler turístico se considera una actividad económica, por lo que deberás emitir facturas, aplicar IVA (excepto si no se ofrecen servicios complementarios) y, en algunos casos, darte de alta como autónomo. La fiscalidad es más compleja, pero puede ser más rentable si la ocupación es alta.
- El alquiler de temporada tributa como rendimiento de capital inmobiliario en el IRPF. No se aplica IVA, y puedes beneficiarte de ciertas deducciones fiscales como la amortización del inmueble o los gastos necesarios para el alquiler. Siempre que no se presten servicios propios de la industria hotelera, no se considera actividad económica.
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Uso del inmueble y servicios ofrecidos
Servicios incluidos en cada tipo de alquiler
El nivel de servicios que espera el inquilino cambia según se trate de un alquiler de temporada o un alquiler turístico, y esto determina cuánto tiempo y recursos deberás dedicar como propietario.
- En el alquiler de temporada, lo habitual es que el inquilino se encargue de gestionar los suministros (agua, luz, gas, internet), a menos que se acuerde lo contrario. El propietario no está obligado a ofrecer servicios adicionales como limpieza o mantenimiento durante la estancia. Es un modelo que implica menos gestión activa y mayor estabilidad.
- En el alquiler turístico, el propietario debe ofrecer una experiencia más completa y personalizada. Esto incluye limpieza antes de la llegada de cada huésped, y en muchos casos, durante la estancia, además de proporcionar ropa de cama, artículos de higiene y atención rápida ante cualquier incidencia. Los huéspedes valoran también un check-in y check-out flexible, así como recomendaciones locales.
Amueblamiento y equipamiento
La forma en que debes preparar tu vivienda también varía según el tipo de alquiler.
- Para el alquiler de temporada, la vivienda debe estar amueblada y equipada con lo esencial: electrodomésticos básicos, mobiliario funcional y comodidades necesarias para una estancia prolongada. No es necesario invertir en decoración de diseño, pero sí debe ser un espacio cómodo y práctico.
- En el alquiler turístico, la presentación es clave. La vivienda debe estar totalmente equipada y cuidada al detalle, con electrodomésticos pequeños (cafetera, microondas), menaje completo, Wi-Fi, y una decoración atractiva que invite a reservar. Las imágenes en plataformas de alquiler son decisivas, por lo que el aspecto visual de tu propiedad marca la diferencia.
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¿Qué modalidad de arrendamiento te conviene más según tus necesidades?
Elegir entre alquiler de temporada o alquiler turístico depende de tus objetivos como propietario, la ubicación de tu inmueble y el nivel de implicación que deseas tener.
- Si prefieres una opción con menos rotación, mayor estabilidad de ingresos mensuales y que requiera menos gestión diaria, el alquiler de temporada es ideal para ti. Podrás ofrecer tu vivienda a inquilinos responsables durante varios meses, sin las exigencias legales del turismo.
- Si, por el contrario, quieres maximizar la rentabilidad a corto plazo, y tu propiedad se encuentra en una zona con alta demanda turística, el alquiler turístico puede ser más rentable. Eso sí, deberás asumir una gestión más activa, adaptarte a la normativa local y ofrecer una experiencia completa a cada huésped.
En cualquier caso, contar con el respaldo de profesionales como Delagua Inmuebles, puede marcar la diferencia.
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